Por clothing-bag, 02/07/2022

Izumi Tamasiro y la asesoría de imagen: "En Córdoba las mujeres andamos todas iguales"

"La ropa habla por nosotros sin que nos presentemos, y por eso hay que cuidar lo que estamos transmitiendo y lo que queremos comunicar", resume Izumi Tamasiro.

Izumi nació hace 27 años en Córdoba y desde chiquita supo que su pasión estaba en la ropa. Cuando terminó la escuela, estudió Diseño de Indumentaria, aunque no terminaba de encontrarse en ese lugar.

"Me recibí y me tomé un recreo de un año para trabajar y ver que quería. Durante ese año no fui yo para nada, ni desde lo que compraba, lo que me ponía o cómo me sentía", cuenta. Luego, descubrió la carrera de Asesoría de Imagen. Desde ese momento, Izumi supo cuál era la forma que iba a tomar su amor por la indumentaria.

A partir de ahí, fue continuar formándose, hacer cursos, leer mucho e investigar. Y hasta hoy, cada día hace el trabajo de investigar, buscar información, mantenerse al tanto de que sucede en el mundo de la indumentaria y dedicar muchas horas a su Instagram.

“Yo creo que hay que leer y observar mucho y crear las propias teorías. Por ejemplo, con Carolina Aubele (asesora de imagen argentina) tengo muchas cosas en común y otras no. Personalmente, priorizo mucho el lado humano más que el estético”, comenta.

“La asesoría de imagen es una herramienta para descubrir quienes somos, potenciarlo y comunicarlo a través de lo que vestimos”, resume Izumi.

Izumi explica que es normal no saber exactamente cuál es el propio estilo. “Es una cuestión de buscar, de prueba y error. La mayoría de las personas no lo sabe”, dice.

Pero, explica que la ropa se comunica normalmente como algo “frívolo” y que no se asume su importancia. “Tiene que expresar lo que sos, como sos. No es lo mismo ir a una entrevista sintiéndote vos, sintiéndote cómoda con la camisa que tenés, que ir con algo con lo que no estás feliz, porque así no vas a dar tu 100 %”, afirma.

“Muchas veces, la gente me dice que no creía que yo me vestía como en mi Instagram, pero sí, esta soy yo, todo el tiempo”, se ríe. “Mi estilo es bastante formal y por ahí eso no va tanto acá, pero lo importante es poder expresarnos”, medita Izumi.

Romper con los prejuicios

La ropa que se usa y las miradas sobre ella están llenas de “prejuicios”, algunos más claros socialmente, otros internos, comenta Izumi.

La asesora de imagen comenta que en Córdoba las mujeres están “muy uniformadas”. “Andamos todas muy iguales. No está mal, pero es interesante analizar por qué”, explica. Aclara: “Tampoco está mal ponerse lo que vimos en una vidriera, pero está bueno preguntarse ¿yo soy esto?”.

“Además, tenemos ese terrible prejuicio de que siempre hay que tener ropa nueva”, se lamenta. Izumi recomienda siempre el reciclar y apoya los mercados de ropa de segunda mano, muy poco extendidos en Córdoba.

Izumi Tamasiro y la asesoría de imagen:

Afirma que al cuidar la ropa y reciclar prendas se hace un aporte al bolsillo, al ambiente y contribuye a no acumular.

Izumi considera que son estos prejuicios y preconceptos los que llevan muchas veces a imitar y no a ser quienes realmente se quiere ser.

“Pensamos que no nos van a aceptar en cierto grupo si somos como somos, si nos vestimos como somos. Que hay que vestirse de una forma para la facu, de otra para el trabajo, de otra con amigas. La mayoría de las veces, ese pensamiento está solo en nuestra cabeza”, dice.

“Tengo una colección cápsula de sombreros con una tradicional casa de sombreros de Córdoba, y mis clientas me cuentan que se los compran… pero sólo para irse de vacaciones, porque no se animan a usarlos acá. Es una lástima que no nos sintamos cómodos para vestirnos como queremos todo el tiempo”, expresa.

Otro problema que sus clientas le acercan es cómo muchas veces terminan vistiendo las mismas prendas y las mismas combinaciones.

“Hay que probar, dedicar un poco más de tiempo y armar diferentes looks. A mí me encanta darle tiempo a eso, ¡es una actividad tan linda!”.

Es dedicarse tiempo a uno mismo. “Muchas clientas que han sido madres me dicen que ahora se dan cuenta que no tenían tiempo para ellas mismas, que ahora lo tienen y que quieren dedicar ese tiempo a esto, a estar cómodas con sus looks y descubrir su estilo”.

“También está bueno cuando nos sale automáticamente criticar a alguien, parar un segundo y pensar por qué nos sentimos así. ¿Es porque quiero algo que la otra tiene?”, expresa Izumi.

Herencia japonesa

Izumi es tercera generación de descendientes de japoneses y su nombre significa “fuente de agua”. Su amor por la ropa nace junto con la relación con su mamá. “Ella ama la ropa y desde chiquita la acompañe a ver y comprar, ahí aprendí a elegir fijándome no sólo en el gusto sino también en el calce y la confección de la prenda”.

Detrás de su trabajo profesional y su instagram impecable hay mucho esfuerzo propio y también una red de apoyo y amor familiar. “Yo armo los looks y los someto a evaluación con mi familia, lo mismo que hago después cuando tengo las fotos”, comenta. Su novio es quien hace la mayor parte de las fotos de su Instagram, a base de sentido estético y trabajo.

Pero su relación con su mamá es privilegiada. “Ella es mi musa y mi directora creativa, aunque ante la duda, siempre me dice: confiá en tu instinto, Izumi”.

Como toda relación de madre e hija, ambas comparten prendas e impresiones de sus compras. “A veces no me gusta ropa que compró y después entiendo por qué eligió esa prenda… y termino usándola para mis looks”, se ríe.

Tiene un hermano y cuatro hermanas. “Con ellas aprendí cómo enseñar, cómo transmitir lo que quería”, recuerda. Fueron sus “pruebas piloto”. Hoy les devuelve ese tiempo ayudándolas cuando tienen algún evento. “A ellas también las maquillo y las peino”, dice.

Su historia y su sangre nipona la influyeron más allá de lo que ella misma pensaba. “Tuve la suerte de viajar a Japón y ahí entendí muchas cosas sobre mí que no sabía de donde venían”, relata sobre su relación con la particular estética y sentido de la moda del gran país asiático. Por ejemplo, explica que ama usar prendas que son cubiertas, muy al estilo de las chicas japonesas.

Una relación terapéutica

Izumi tiene dos modalidades de trabajo: por un lado los talleres, y por otro un proceso más personalizado con clientas particularmente.

“Los talleres son para conversar conceptos más generales que después cada una pueda ir aplicando. Traemos prendas, charlamos, nos tomamos un café como entre amigas”, explica.

En contraste, el proceso personal con una clienta es distinto, cuenta: “Primero me contacta, tenemos una entrevista para conocernos y que se sienta cómoda conmigo. Es muy importante”.

Después empieza el proceso. “Es algo muy fino, de ir desenredando hilos para ver qué es lo que hay detrás de esa persona”, explica y agrega: “Es un poco terapéutico”.

“La mayoría de las veces saben qué les gusta pero no saben cómo va con ellas, entonces hay que buscar la forma de adaptarlo. Todo es adaptable”, cuenta.

“También hay que ver por qué no usan lo que quieren usar. Muchas veces pensamos que no lo merecemos, que no merecemos vernos como realmente nos queremos vestir”, resalta.

“Lo que a mí me gusta es ayudar, el asesoramiento de imagen es sólo la forma de esa ayuda. Me encanta ver como cambian la energía. Vienen a la primera entrevista incómodas, hasta encorvadas, y se van seguras, con otro brillo, felices”.

Izumi busca transmitir todo ese conocimiento y buena energía también en sus redes, a las que pone mucho cuidado. El proceso de hacer fotos y seleccionarlas es largo, y los textos son corregidos y rearmados por una redactora profesional. Organiza sus posteos con los hashtags #izulooks e #izutips.

Ante la pregunta de de alguna anécdota de su trabajo, deja vagar su mirada lejos y recuerda una que destaca entre todas. “Era una mujer muy segura, muy bien posicionada profesionalmente, con poder. Pero la sorpresa vino después de algunas entrevistas, cuando fui a su casa”.

Izumi explica que no podía ni abrir la puerta. “¡Estaba llena de ropa! Era acumuladora y yo hasta ese momento no lo sabía”. Ahí se dió cuenta que el trabajo a realizar era mucho más profundo de lo que había imaginado. “Encontraba hasta tres pares de los mismos zapatos sin usar que ella había comprado varias veces”.

“Siempre me pregunto cómo es posible que una mujer tan fuerte y brillante, tan exitosa, guardara esa sorpresa por detrás”. La historia tiene final feliz, luego de muchos encuentros, pudieron juntas ir trabajando la relación de la clienta con la ropa.

“Esas son compras emocionales, en el momento nos hacen bien pero nada más”, explica Izumi.

“El proceso con cada clienta es único… a algunas les lleva más tiempo y a otras menos, es imposible decirlo. Los cambios necesitan tiempo para ser reales, no es tipo reality donde podés hacer un cambio completo de una día para el otro. Eso no dura, hay que interiorizarlos”, afirma.

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