Por clothing-bag, 19/09/2022
elmundo.essaludLas Enfermedades del Viajero
El sida, la gonorrea, la sífilis o el papilomavirus, son enfermedades de transmisión sexual (ETS). Existen más de 30 tipos diferentes. Una ETS es una enfermedad que se transmite de una persona infectada a otra persona a través del contacto directo con el cuerpo o del contacto con fluído infectados, generalmente a través del contacto sexual, incluyendo el oral, anal y vaginal.
Las ETS afectan el área genital y también pueden afectar otras partes del cuerpo, ya sea debido al contacto directo o porque la enfermedad se extiende a otras regiones de la anatomía como por ejemplo la sífilis al sistmea nervioso.
La gran mayoría de las ETS se pueden curar. Es muy importante recibir tratamiento cuando se tiene la enfermedad para cortar la cadena de transmisión y evitar que contagiar a otras personas.
También es muy importante la revisión de las parejas de los pacientes afectados, para detectar casos de portadores asintomáticos, es decir individuos que tienen la enfermedad pero no tienen síntomas, y se convierten en peligrosos transmisores de la misma.
Candidiasis Vaginal
La candidiasis vaginal es una infección en la vagina causada por un hongo llamado 'Cándida albicans'. Este hongo puede crecer en la vagina sin causar infección. Una infección vaginal ocurre cuando el hongo crece demasiado y comienza a causar síntomas.
La candidiasis vaginal puede ser una enfermedad de transmisión sexual pero también puede aparecer por otros motivos. En la vagina existen gérmenes que no producen enfermedad si se encuentran en equilibrio. Sin embargo en ciertas ocasiones puede haber un sobrecrecimiento de uno de los gérmenes, por ejemplo cuando se toman antibióticos por otros motivos desaparecen algunas de las bacterias de la vagina y la cándida puede crecer en exceso y producir enfermedad. Por lo tanto no es imprescindible tener relaciones sexuales para contraer esta enfermedad.
Síntomas
La candidiasis causa un flujo espeso, blanco, como cuajado. Puede que tenga o no un olor desagradable, especialmente durante la menstruación. Puede causar mucha picazón e irritación dentro y fuera de la vagina. La vulva (labios vaginales) puede enrojecer e inflamarse y puede arder o picar. Este tejido irritado e inflamado es frágil. El rascarse o la actividad sexual pueden causar pequeñas heridas. En casos muy graves se pueden formar úlceras en los tejidos lesionados aunque esta complicación es poco frecuente.
El diagnóstico puede hacerse con la exploración y la visualización del flujo blanquecino característico. Si existen dudas se puede realizar un cultivo.
El tratamiento estándar para este tipo de infección es la aplicación de una medicina contra los hongos en forma de crema o supositorio dentro de la vagina. Por lo general, los tratamientos se usan por algunos días (de tres a siete). Algunas personas tienen episodios muy frecuentes y precisan tratamientos más prolongados.
Clamidia
La clamidia es una de las ETS más frecuentes. Está causada por la bacteria 'Chlamydia trachomatis'. Aunque generalmente la clamidia no presenta síntomas o estos son leves, hay complicaciones graves que pueden ocurrir de forma silenciosa y causar daños irreversibles, como infertilidad, antes de que una mujer se dé cuenta del problema. En el hombre puede causar secreción del pene.
Toda persona sexualmente activa tiene riesgo de infección. Éste aumenta si el número de parejas sexuales es alto. Un grupo de especial riesgo es el de las niñas adolescentes y las mujeres jóvenes que son activas sexualmente porque su cuello uterino no se ha desarrollado completamente. Debido a que la clamidia puede transmitirse por sexo oral o anal, puede infectar diversas estructuras dependiendo de la vía de contagio.
La clamidia no da síntomas en casi tres de cada cuatro mujeres infectadas y cerca de la mitad de hombres infectados. Si hay síntomas, éstos aparecen generalmente entre una y tres semanas después del contagio.
En las mujeres, la bacteria infecta inicialmente el cuello uterino y la uretra. Los síntomas que aparecen son aumento del flujo vaginal o una sensación de ardor al orinar. Algunas mujeres todavía no tienen signos ni síntomas cuando la infección se propaga del cuello uterino a las trompas de Falopio; otras presentan dolor abdominal, lumbago, náusea, fiebre, dolor durante el coito o sangrado entre los períodos menstruales.
Si la infección no se trata puede propagarse al útero o a las trompas de Falopio y causar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). Esto ocurre hasta en un 40% de las mujeres infectadas que no han recibido tratamiento. La EIP puede causar daño permanente a las trompas de Falopio, al útero y a los tejidos circundantes dando lugar a dolor pélvico crónico, infertilidad y embarazo ectópico (implantado fuera del útero). Las mujeres infectadas con clamidia tienen hasta cinco veces más probabilidades de infectarse con el VIH, si están expuestas al virus.
En las mujeres embarazadas existe mayor riesgo de parto prematuro. Además, los bebés pueden contraer infecciones por clamidia en los ojos y en el tracto respiratorio.
Dado que muchas mujeres no tienen síntomas, una forma de detectar la infección es hacerse controles periódicos cuando se tienen múltiples parejas sexuales, con el fin de hacer el diagnóstico incluso si la mujer no está enferma aparentemente.
La clamidia puede ser fácilmente tratada y curada con antibióticos. Lo más frecuente es una dosis única de azitromicina o una semana de tratamiento con doxiciclina (dos veces al día). Todas las parejas sexuales deben ser examinadas, hacerse las pruebas y recibir tratamiento. Las personas que tienen clamidia deben abstenerse de tener relaciones sexuales hasta que ellas y sus parejas sexuales hayan terminado el tratamiento.
Herpes Genital
El herpes genital es una ETS causada por el virus del 'Herpes Simplex', generalmente tipo 2, aunque también puede ser producida por el tipo 1. Un 20% de la población ha estado en contacto con el virus del herpes simple tipo 2.
El contacto directo de piel con piel puede transmitir el herpes. Esto incluye tocar, besar y el contacto sexual (vaginal, anal y oral). Las partes húmedas de la boca, la garganta, el ano, la vulva, la vagina y los ojos se infectan muy fácilmente. La piel puede infectarse si está cortada, irritada, quemada, con salpullido o con otras lesiones.
El herpes puede pasarse de una persona a otra, o de una parte del cuerpo propio a otra. El herpes se transmite más fácilmente cuando hay heridas abiertas. También puede transmitirse antes de que se lleguen a formar las ampollas. Se propaga menos fácilmente cuando las lesiones han sanado, las costras se han caído y la piel ha vuelto a la normalidad.
Es muy improbable que el herpes se transmita a través de asientos de inodoro, piscinas, bañeras, piscinas de hidromasaje o toallas húmedas. Una madre infectada puede pasarle el virus a su bebé durante o después del parto.
La primera vez que se infecta un individuo tarda de dos a 12 días desde el contacto hasta que comienzan los síntomas. Los primeros días el paciente nota quemazón, dolor y enrojecimiento en los genitales. Luego aparecen vesículas dolorosas que pueden evolucionar a úlceras, a veces acompañadas de inflamación de los ganglios locales. La úlcera y la costra dura unos 14-21 días. Algunas personas tienen síntomas generales, como malestar, fiebre...
Aunque las lesiones se curan, la infección persiste para toda la vida. El virus queda acantonado en nervios de la zona sacra, y episódicamente puede reactivarse ocasionando un brote de enfermedad. No está claro cuál es la causa de los brotes. En algunos pacientes estos episodios aparecen en las siguientes circunstancias:
Muchas personas desconocen que tienen la infección. La mayoría de las personas que tienen anticuerpos (seropositivas) eliminan periódicamente durante años partículas virales por el tracto genital, pudiendo contagiar a sus parejas sexuales.
El diagnóstico se puede hacer sólo con los síntomas del paciente. El tratamiento sólo sirve para disminuir los síntomas, pero no sirve para curar. Se recomienda administrar antivirales en pacientes con síntomas muy llamativos, sobre todo si están inmunodeprimidos. Pero hay que recordar que el tratamiento no cambia la historia natural de la enfermedad, es decir, no disminuye el número de brotes.
Molluscum Contagioso
El molluscum contagioso es una infección de la piel causada por un virus. El 'Molluscum contagiosum' se transmite de una persona a otra a través del contacto directo de piel con piel, incluyendo las relaciones sexuales (por vía anal, vaginal y oral). Es posible que se transmita a través de ropa o toallas.
El molluscum provoca unas protuberancias que pueden extenderse de una parte del cuerpo a otra al rascarse. Pueden desaparecer solas, pero con una terapia se reduce la cantidad de tiempo que una persona las tiene. El tratamiento normalmente consiste en medicinas que se aplican a las protuberancias o raspando las lesiones (el médico lo hace con un instrumental especial para ello). Las protuberancias pueden tardar un par de semanas en desaparecer después pero sin el tratamiento, el molluscum contagioso puede durar de seis meses a dos años.
Papilomavirus
VPH (siglas de papilomavirus humano) es un grupo de más de 80 tipos diferentes de virus que incluye el que causa las verrugas de manos y pies. Algunos de estos virus se transmiten por relaciones sexuales y pueden causar problemas como verrugas genitales y cambios en el cuello uterino de una mujer.
El papilomavirus se transmite generalmente por contacto directo de piel con piel al tener relaciones sexuales por vía vaginal, anal u oral con una persona que tiene esta infección.El riesgo de contraer un papilomavirus aumenta en las mujeres que tienen relaciones sexuales desde edades tempranas, si se tienen muchas parejas sexuales o si éstas son promiscuas, si la pareja tiene antecedentes de ETS y si no se usan preservativos en la relación sexual.
Las lesiones producidas por el VPH pueden pasar desapercibidas o ser pequeñas verrugas que se encuentran en la vagina o alrededores, el ano, sobre el cuello uterino o en la parte interna de los muslos. Pueden estar elevadas o ser planas, grandes o pequeñas. Puede haber una sola verruga o varias en una misma zona que pueden ser rosadas, del color de la piel, rojas o marrones. Algunas protuberancias crecen juntas y se parecen a una coliflor.
Es importante hacerse una prueba anual de Papanicolaou o citología a partir de los 18 años de edad o cuando comienzan las relaciones sexuales.
Los tratamientos para el VPH varían desde medicinas ácidas hasta cremas o terapia con láser. Con la terapia se eliminan las verrugas visibles y síntomas como el picor, pero no siempre desaparace el virus de forma definitiva. En algunos casos las verrugas pueden reaparecer meses después del tratamiento.
Los preservativos ofrecen una protección que no siempre es total. A veces no cubren el área del escroto (la bolsa que recubre los testículos) del hombre, que puede infectarse con el VPH. Algunas verrugas pueden ser tan pequeñas que pueden pasar desapercibidas y basta con que haya contacto de piel con piel para que el virus se transmita.
Sífilis
Enfermedad de transmisión sexual producida por el 'Treponema pallidum' que se adquiere por contacto sexual directo. Es una enfermedad que tiene tratamiento eficaz, sin embargo, sigue siendo un problema grave de salud en el mundo entero. Durante muchos años fue una enfermedad muy importante conocida como ‘mal francés’ o ‘mal español’.
Desde el contagio hasta pasados dos años, si no se da tratamiento, la enfermedad puede ser contagiosa, por lo que es muy importante tratarla para romper la cadena epidemiológica. El riesgo de contagio tras una relación con una persona infectada oscila entre un 10-60% por cada relación sexual. Se cree que una de cada tres personas expuestas a un individuo con sífilis precoz se contagia. Otros factores que pueden influir en el contagio son el número de exposiciones, la modalidad de la actividad sexual las lesiones que tiene la pareja infectada.
Sífilis primaria
La fase primaria de la sífilis suele estar marcada por la aparición de una sola úlcera (llamada chancro) pero puede que aparezcan múltiples úlceras. El chancro es firme, redondo, pequeño e indoloro. Aparece en el sitio por donde la sífilis entró al organismo (punto de inoculación). El tiempo que transcurre entre la infección por sífilis y la aparición del primer síntoma puede variar de 10 a 90 días (con un promedio de 21 días). El chancro dura de tres a seis semanas y desaparece aunque no se dé tratamiento. Sin embargo, si no se administra la medicación adecuada, la infección progresa hasta pasar a la fase secundaria.
Fase secundaria
La fase secundaria se caracteriza por irritaciones en la piel y lesiones en las membranas mucosas. Esta fase suele comenzar con la aparición de una irritación en una o más áreas del cuerpo. Las lesiones asociadas a la sífilis secundaria pueden aparecer mientras se cura el chancro o varias semanas después. La más característica puede tomar el aspecto de puntos rugosos, de color rojo o marrón rojizo, tanto en la palma de las manos como en la planta de los pies. Sin embargo, también pueden aparecer lesiones de apariencia diferente en otras partes del cuerpo, que pueden ser fugaces o tan leves que pasan desapercibidas.
Además puede que se presenten otros síntomas durante la fase secundaria, que incluyen fiebre, inflamación de los ganglios, dolor de garganta, pérdida irregular del cabello, dolor de cabeza, pérdida de peso, dolores musculares y fatiga. Los signos y síntomas de la sífilis secundaria desaparecerán con tratamiento o sin tratamiento en unas semanas, pero la infección progresará hasta la fase latente y terciaria de la enfermedad, si no se administra ningún tratamiento.
Fase terciaria
La fase latente (escondida) de la sífilis comienza con la desaparición de los síntomas de la fase secundaria. Sin tratamiento, la persona infectada seguirá teniendo sífilis aun cuando no tenga ni signos ni síntomas. La infección permanece en el organismo. Se puede detectar su presencia con análisis de sangre. Durante esta fase el individuo tiene menos riesgo de contagiar a sus parejas sexuales.
En la fase terciaria, la sífilis puede lesionar los órganos internos, entre ellos el cerebro, los nervios, los ojos, el corazón, los vasos sanguíneos, el hígado, los huesos y las articulaciones. Las lesiones internas pueden aparecer muchos años más tarde. Entre los signos y síntomas de la fase terciaria de la sífilis se encuentran la dificultad para coordinar los movimientos, parálisis, entumecimiento, ceguera y demencia. Estas lesiones pueden ser lo suficientemente graves como para producir la muerte.
La sífilis se puede transmitir de la madre al hijo durante el embarazo. Se trata de la sífilis congénita. La fase primaria y secundaria es la de mayor riesgo de transmisión al bebé. En muchos centros se hace de forma rutinaria una prueba de sífilis a todas las mujeres embarazadas con el fin de poner tratamiento en caso de ser necesario. Los niños que nacen con sífilis congénita tienen malformaciones en los dientes, en la cara, en los huesos...
El tratamiento de la sífilis se hace con penicilina, en una sola dosis pinchada por vía intramuscular. Para pacientes alérgicos se pueden usar otros antibióticos como doxiciclina, tetraciclina, eritromicina o ceftriaxona. Cuando la sífilis ya está en fase tardía se repiten las dosis tres veces.
Tricomonas
La tricomoniasis es causada por un parásito unicelular llamado 'Trichomonas vaginalis'. En los hombres, el parásito vive y se multiplica pero raramente causa síntomas. Por lo tanto, las mujeres con frecuencia son infectadas repetidamente por sus compañeros de relaciones sexuales ya que no saben que ellos están infectados. La mujer puede no enterarse de que tiene tricomoniasis durante días o meses debido a que el parásito puede vivir en su cuerpo sin causar ningún síntoma.
Pero luego, el parásito se multiplica repentinamente y causa síntomas muy desagradables. Afecta a la vagina, la uretra y la vejiga de la mujer. Como el parásito vive tanto en el hombre como en la mujer, ambos compañeros de relaciones sexuales necesitan tratamiento.
Si una mujer tiene relaciones sexuales con más de un compañero, sus probabilidades de contraer tricomoniasis son mucho más altas. Muy raramente el parásito puede transmitirse a través de toallas, paños o trajes de baño mojados.
Los síntomas de la infección son secreción vaginal espumosa amarilla, gris o verde, maloliente o con olor a pescado. La vagina puede estar enrojecida y con dolor, ardor y picor. Puede ser doloroso orinar o tener relaciones sexuales. Sin embargo, algunas mujeres pueden tener tricomoniasis sin tener ningún síntoma.
El tratamiento se hace con un antibiótico y debe tratarse tanto la mujer afectada como su pareja o parejas sexuales. Se deben evitar las relaciones sexuales durante el tratamiento, hasta que este se termine y se considere que se está totalmente curado.
Uretritis
Es el síndrome más común dentro de las ETS. Dependiendo del germen que las produce se dividen en uretritis gonocócicas y no gonocócicas (producidas por clamydia, ureaplasma, micoplasma, tricomonas, herpes, hongos).
Los síntomas son: supuración uretral, disuria (molestias al orinar) y picor. El contagio aparece a los dos o seis días de la exposición en la uretritis gonocócica, o entre una y cinco semanas en la no gonocócica.
Para hacer el diagnóstico deben valorarse los síntomas y tomarse una muestra de la supuración que se analiza con el microscopio, para ver la presencia de leucocitos. El tratamiento se hace con antibióticos y una sola dosis puede ser eficaz.
Debe tratarse a las parejas sexuales (todas aquellas que hayan tenido relaciones con los afectados en los 60 días previos al diagnóstico) con el mismo tratamiento que el afectado tras haberlas examinado. Se debe indicar la abstinencia sexual hasta una semana después de haber tomado el tratamiento.
Dado que el modo de contagio es el mismo cuando se diagnostica una ETS se deben descartar otras como el VIH o la hepatitis B.
Tras el tratamiento hay que examinar a los pacientes para confirmar la curación. Algunos individuos vuelven a tener síntomas tras la terapia. Esto puede ser porque el tratamiento se haya hecho mal, porque la pareja siga infectada y se reinfecte el paciente o porque el germen responsable sea resistente al tratamiento realizado.
Vaginosis Bacteriana
Vaginosis bacteriana (VB) es el nombre que se le da a una enfermedad en la cual el equilibrio bacteriano normal en la vagina se ve alterado y en su lugar ciertas bacterias crecen de manera excesiva. En ocasiones, va acompañada de flujo vaginal, olor, dolor, picazón o ardor. Es la infección que se da sólo en mujeres y con más frecuencia en las de edad fértil.
La causa de la VB no se conoce del todo, aunque está asociada a un desequilibrio de las bacterias que se encuentran en la vagina de la mujer. Normalmente, la mayoría de las bacterias que hay en la vagina son buenas, pero también hay unas cuantas que son dañinas si crecen en exceso. La VB se presenta cuando hay un aumento del número del número de microorganismos dañinos.
No se sabe mucho acerca de cómo las mujeres la contraen. Algunas actividades o conductas alteran el equilibrio normal de las bacterias en la vagina y exponen a la mujer a un riesgo mayor:
El papel que desempeña la actividad sexual en la aparición de la VB no está claro. Sin embargo, las mujeres que nunca han tenido una relación sexual muy raramente se ven afectadas. No se contagia por el contacto con los inodoros, lencería, piscinas o por tocar los objetos.
Síntomas
Lo más normal es la presencia de flujo vaginal anormal con un desagradable olor. Algunas mujeres manifiestan sentir un fuerte olor a pescado, especialmente después de haber tenido relaciones sexuales. De estar presente, el flujo vaginal suele ser blanco o gris y también puede ser claro. También puede existir ardor al orinar o picazón en la parte externa de la vagina o ambas cosas.
En la mayoría de los casos, la VB no produce complicaciones. Sin embargo, puede exponer a graves riesgos, tales como:
El diagnóstico se hace con una exploración ginecológica y la toma de cultivo. Toda mujer con síntomas de VB debe ser tratada, de manera que se eviten complicaciones como la enfermedad inflamatoria intestinal. Por lo general, no es necesario tratar a la pareja sexual masculina. Sin embargo, la VB puede ser transmitida entre parejas sexuales femeninas.
El tratamiento es de particular importancia en las embarazadas. Toda mujer que haya tenido un parto prematuro o un bebé con bajo peso al nacer debe ser examinada para detectar la presencia de la VB, independientemente de los síntomas, y debe recibir tratamiento.
La VB se trata con antibióticos recetados por un proveedor de atención médica. Se recomiendan dos antibióticos diferentes: metronidazol y clindamicina. Cualquiera de ellos puede utilizarse tanto en mujeres embarazadas como no embarazadas, pero se recomiendan dosis diferentes. Las mujeres con VB que también son VIH positivas deben recibir el mismo tratamiento que reciben las VIH negativas.
VIH
El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), que pertenece a la familia de los retrovirus, es el responsable del sida, una enfermedad infecciosa que afecta a unos 40 millones de personas en todo el mundo.
El virus del sida está presente en la sangre y los fluidos, tales como la saliva, el semen o las secreciones. Cuando cualquiera de ellos entra en contacto con el torrente sanguíneo de un sujeto sano se produce el contagio.
La infección de un ser humano por el VIH pone en marcha un proceso de destrucción de todo el sistema de defensas conocido como Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida o sida. Esta destrucción de las defensas del paciente es lenta -tarda meses o años - pero inexorable. Si no se trata, el individuo muere como consecuencia de múltiples enfermedades que atacan a un organismo debilitado por el virus y, por tanto, incapaz de defenderse.
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