Por clothing-bag, 24/09/2022

Cuáles son las manías de los deportistas con su ropa interior

JOSÉ AHUMADA

Más de cien millones de telespectadores contemplaron hace unos días en calzoncillos a David Beckham. Fue en el descanso de la Superbowl, en el partido que enfrentó a los Denver Broncos y los Seattle Seahawks, cuando el futbolista británico volvió a demostrar que aunque ya no toque el balón, sigue estando en forma. Tres millones de euros pagó H&M por hacer publicidad de la ropa interior ideada por el jugador. Lo que no pudo imaginar todo ese público es el destino que David da a todo calzón que se enfunda: el cubo de la basura. La estrella del balompié no los echa a lavar, y después de usarlos, aunque sea brevemente, no quiere volver a verlos jamás.

Hay más deportistas maniáticos con sus prendas íntimas. Ahí está, por ejemplo, Lucio Angulo, baloncestista ya retirado, quien reconoció en su blog que, para calentar, se ponía las bragas de su mujer. Es una costumbre que, según Hristo Stoichkov, compartía con Guardiola en los tiempos en que coincidió con él en el vestuario del Barcelona. Cierta o no, la información convirtió a Pep en protagonista de chismes de todo tipo.

¿Qué puede llevar a alguien a hacer algo así? ¿La necesidad de mantener el contacto con los seres queridos? ¿Pura superstición? Con el piloto Marc Márquez es más sencillo: siempre lleva ropa interior roja en las carreras porque su madre, hace unos años, le compró unos calzones rojos, y el chico los estrenó en una prueba y le fue bien, y así lo convirtió en ritual.

Cuáles son las manías de los deportistas con su ropa interior

Es posible que algo así llevase a Michael Jordan a jugar durante toda su carrera en la NBA con el pantalón de North Carolina debajo del de los Bulls. Quién sabe. Lo único cierto es que el baloncesto ha dado más de una anécdota relacionada con el tema. El barcelonista Joey Dorsey montó una buena con un selfie en calzones que acabó en Twitter y que dio lugar a enriquecedores comentarios sobre lo bien equipado que está. Más inocente resultó la protagonizada por Walter Herrman, que sorprendió con una exhibición en paños menores en el concurso de mates de la ACB en 2003.

El mundo del fútbol, en cambio, no depara tantas curiosidades: desde que los diseñadores buscan modelos en las filas de los equipos resulta de lo más habitual toparse con jugadores vestidos con lo justo. Cristiano Ronaldo llegó a tapar la fachada del Ayuntamiento de Madrid con una enorme fotografía suya con un ajustado slip. Otros astros de la pelota, como los culés Messi o Neymar, también han posado escasos de ropa pero, a decir de la crítica, con mucha menos fortuna.

La imagen del madridista e internacional Álvaro Arbeloa que terminó en las redes sociales al menos resultó más simpática. Su compañero Sergio Ramos se encargó de difundir unas imágenes de sus originales calzoncillos en 3D, que llevan incorporada una pequeña colita en la zona del trasero (se entiende mejor viéndolo que con la explicación), como si se tratase de un pariente del mismísimo Bambi. En cambio, los calzones decorados del danés Nicklas Bendtner no hicieron nada de gracia: se le ocurrió incluir publicidad en ellos y mostrarlos tras marcar un gol frente a Portugal. La Uefa, con muy poco sentido del humor, decidió castigarle con un partido de sanción y una multa de 100.000 euros.

Por el contrario, si el golfista Henrik Stenson se deshizo de su ropa mientras competía, fue por pura necesidad. Sucedió en el CS Championship de 2009. Iba por el tercer hoyo cuando la bola se fue directa al barro en la orilla de un lago. El sueco no lo dudó y se empezó a quitar prendas hasta que se quedó con los calzoncillos, los zapatos y un guante.

¿Y las mujeres? Venus Williams tuvo que desmentir que jugase el Open de Australia de 2010 sin nada debajo de su faldita. "Llevo ropa interior del mismo color que mi piel", aclaró.

Otra tenista, la serbia Jelena Jankovic, se hizo famosa por la soltura con la que se cambió de bragas en la pista, tapando con una toalla la operación. Es lo que, de forma más discreta, trató de hacer la atleta checa Eliska Klucinova en el tartán del estadio olímpico de Londres en 2012. Lástima que el cámara de televisión se empeñara en captar la maniobra para mostrarla al mundo entero.

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