Por clothing-bag, 24/09/2022
Argentina La dictadura argentina quiso arrebatarle su identidad: hoy firma los DNI
Se llama Eduardo, nombre elegido por sus padres, Lucila y Enrique. Se apoda “Wado”, como le decía su mamá de bebé. Y se apellida De Pedro, como su papá. Pero Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro de Interior de Argentina —asumió el 10 de diciembre junto al resto del gabinete de Alberto Fernández, el nuevo presidente de los argentinos— podría hoy tener cualquier otra identidad. Otro nombre, otro apodo y otro apellido, como el de los cientos de bebés arrebatados por la atroz y sangrienta dictadura militar (1976-1983).
Su historia, al cabo, es tal vez la mejor síntesis del triunfo de la memoria, la verdad y la justicia en un país que, en su lucha por construir un presente y un futuro sin olvidar su traumático pasado, sigue buscando a los niños —hoy adultos— que en aquellos años de terror fueron robados. Muchos ya fueron recuperados. El numeró subió a 130 en este 2019.
Sin embargo, las Abuelas de Plaza de Mayo, una organización no gubernamental creada en 1977 cuyo objetivo sigue siendo el de localizar y restituir a sus legítimas familias a todos los bebés secuestrados, están convencidas que faltan muchos más.
De Pedro estuvo desaparecido un año y tres meses. Se lo llevaron cuando tenía dos años, tras un operativo en el que su madre fue secuestrada, torturada y asesinada. Su padre ya había sido asesinado dos años antes. Los militares lo encontraron en la bañera de su casa y lo dejaron al cuidado de unos vecinos. Sin embargo, esa misma noche, hombres a bordo de un Ford Falcon verde —coches utilizados por la dictadura—se presentaron ante aquellos vecinos anunciando ser tíos del niño y se lo llevaron. En enero de 1979, gracias a un amigo de la familia que conocía a un jerarca de las Fuerzas Armadas, De Pedro fue entregado a un sacerdote, quien, inmediatamente, se puso en contacto con su verdadera tía.
Aquel niño criado con el amor de sus tíos tiene hoy 43 años y ocupa uno de los principales despachos de la Casa Rosada, la sede del Poder Ejecutivo que hoy lidera Fernández, el político peronista que destronó al ex presidente Mauricio Macri, el empresario liberal que gobernó los últimos cuatro años. Entre sus funciones de ministro del Interior tiene la de firmar los documentos de identidad. La paradoja conmueve y emociona: el bebé al que le quisieron arrebatar su identidad cuando secuestraron y mataron a su madre es el encargado de garantizar la identidad de aquellos argentinos que tramitan su DNI.
En los últimos días, De Pedro compartió en sus cuentas de redes sociales la foto de uno de los primeros documentos de identidad que firmó. Adjuntó el logo de las Abuelas de Plaza de Mayo y escribió un breve texto en el que no ocultó su emoción: “Por mi historia siempre entendí la identidad como un derecho. Hoy las vueltas de la vida hacen que sea el responsable de firmar los DNI de los argentinos. Si tenés dudas sobre tu identidad comunicate al (011)43840983”.
Su historia
Eduardo de Pedro nació en Mercedes, provincia de Buenos Aires, el 11 de noviembre de 1976. Su papá, Enrique “Quique” de Pedro, estudiaba Derecho y militaba en la Juventud Peronista y en Montoneros, dos de las agrupaciones políticas más violentas y combativas. Fue asesinado en abril de 1977. Tiempo después, un grupo de tareas (como se conocía a los militares que ejecutaban los operativos de secuestro) encontró la casa de la madre, Lucila Révora, en el barrio porteño de Floresta. La mujer logró acomodar a su bebé de once meses —al que llamaba “Wado”— en una bañera para protegerlo del tiroteo. Révora desapareció aquel 11 de octubre de 1978. Estaba embarazada de su nuevo compañero, Carlos Fassano (presidente del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires), fusilado ese mismo día.El portal argentino de noticias Infojus reconstruyó la historia del hoy ministro del Interior a través de un reportaje titulado “Eduardo ‘Wado’ de Pedro, el hombre que nació tres veces”. Nadie sabe por dónde anduvo aquel bebé tras ser arrebatado de las manos de su madre primero y de las de los vecinos, después. La única certeza es que la familia de Lucila lo buscó desesperadamente. Un tío encontró a un comerciante del barrio con vínculos con Suárez Mason, un coronel con injerencia en la cúpula militar. Después de muchas idas y vueltas, el 13 de enero de 1979, alguien llevó a “Wado” hasta la catedral de Mercedes. Fue entonces cuando su familia logró recuperarlo. Creció rodeado de tíos y primos. Así lo cuenta en su perfil de Facebook: “Una vida típica de un tranquilo pueblo del interior argentino. Mientras crecía en esa ciudad donde se había criado mi mamá. A medida que pasaban los años, comencé a interesarme cada vez más por la historia de mis padres”.
Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA) e hizo una maestría en Políticas Públicas en la Universidad de San Andrés. A finales de la década del 90 comenzó a militar en la agrupación HIJOS (acrónimo de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), de la que es uno de sus fundadores.
Su apellido apareció por primera vez en letra de molde en un periódico durante la crisis de diciembre de 2001, un estallido social que terminó con la renuncia del presidente Fernando de la Rúa. La mañana del 20 de diciembre, De Pedro debía llevar unos volantes de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación —donde trabajaba— hacia la Cámara Nacional Electoral. En el camino observó que la Policía impedía que las Madres de Plaza de Mayo dieran su habitual ronda de los jueves frente a la pirámide de Mayo.
Se interpuso entre los agentes y las Madres, por lo que fue esposado y golpeado por miembros de la Policía Federal. Lo introdujeron en un patrullero bajo amenaza de muerte. “Cállate, hijo de puta, porque en cuanto lleguemos te vamos a matar”. Los golpes continuaron hasta que, de milagro, el móvil policial chocó contra otro coche. Varias personas se acercaron. De Pedro pidió ayuda. Lo trasladaron esposado a un hospital, donde recuperó su libertad tras ser dado de alta.
Su carrera política comenzó en 2004 cuando fue designado jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires. En 2006, junto al hijo del por aquel entonces presidente Néstor Kirchner, Máximo Kirchner, fundó la agrupación política “La Cámpora”, una formación juvenil que ocupó espacios de poder durante las dos presidencias de Cristina Fernández (2007-2015)
En 2009 fue nombrado integrante del directorio, y posteriormente vicepresidente de Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas, firmas estatizadas tras permanecer muchos años en manos de capitales privados. Más tarde, en 2011, fue electo diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y en 2014 fue designado miembro del Consejo de la Magistratura de la Nación. En febrero de 2015, la mandataria Cristina Fernández lo nombró secretario general de la Presidencia de la Nación, cargo que ejerció poco tiempo, hasta el 10 de diciembre de 2015, cuando asumió el gobierno de Mauricio Macri. En los últimos cuatro años, en su rol de dirigente opositor,ocupó una banca en la Cámara de Diputados.
Su sorpresa fue mayúscula cuando el presidente Alberto Fernández le ofreció el cargo de ministro del Interior. Aceptó de inmediato. Lleva semanas como funcionario y se sigue emocionando al ver su firma en el dorso de los nuevos DNI.
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