En casa y por higiene: ¿Los hombres deberían orinar de pie o sentados?

El retrete, la taza del váter, el inodoro… Aunque en cada casa se llame de una forma, todos lo usamos. Pero… ¿lo estamos usando bien?

¿Realmente puede un inodoro promover la transmisión de virus? ¿Sabemos que la esponja, la toalla o los cepillos de dientes pueden ser colonizados por bacterias fecales?

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Cada vez que tiramos de la cadena se crean aerosoles, pequeñas gotas de agua que permanecen en el ambiente durante varios minutos o incluso horas.

Los aerosoles se crean con el movimiento del agua, transportan los microorganismos que estén en la taza y pueden llegar sin problemas hasta los 6 metros de distancia.

Pero hay una parte fundamental del inodoro que sirve de barrera contra los microorganismos: la tapa. Sea artificial o humana, como explicaremos más adelante.

El retrete expulsa aerosoles llenos de virus y bacterias

Una investigación de la Universidad de Oklahoma determinó que se producen hasta 145.000 gotas de aerosol cuando se tira de la cadena. Cada una de ellas transportando bacterias.

Si la tapa no está bajada cuando tiramos de la cadena, estos aerosoles se esparcirán mucho más libremente por nuestro baño. Pero, además, cuanto más sucio esté el retrete más bacterias irán con los aerosoles.

No es agradable pensar que muchas de las bacterias que expulsamos, muchos de los microorganismos que viven en nuestros residuos orgánicos pueden llegar, por ejemplo, al lavabo.

Pero es así. Al peine, al cepillo de dientes, a la esponja, a la alcachofa de la ducha… Sin embargo, hay dos soluciones sencillas y efectivas: limpiar a menudo y bajar la tapa.

Limpiar a fondo y con frecuencia

La limpieza a fondo es fundamental. El origen de muchas de las bacterias que aparecen en los aerosoles es de usos anteriores del retrete.

Además, si no se limpia con relativa frecuencia, las bacterias colonizan las paredes y el agua del inodoro.

Algunas incluso pueden llegar a crear biofilms, que son unas películas protectoras donde las bacterias se protegen y que dificulta mucho más su limpieza.

Por eso es muy recomendable lavar cada pocos días con productos que aseguren una buena desinfección, como lejía.

Y también es muy importante frotar las paredes del retrete para eliminar bien la suciedad, porque es donde se agarran especialmente los microorganismos.

Extremar la prudencia con enfermos

Si en la casa hay algún enfermo, debemos tener todavía más cuidado.

Una persona con gastroenteritis vírica expulsa millones de virus cada vez que va al baño.

Y si no se baja la tapa cuando tira de la cadena, el virus se distribuirá por toda la estancia. Las personas que entren después tendrán más posibilidades de contagiarse.

Y esto es válido para otros virus capaces de transmitirse por las heces, como nuestro actual e infausto SARS-Cov2.

Lo más recomendable en estos casos de enfermedad es utilizar baños diferentes, siempre que sea posible.

Si solo hay un baño en casa, además de bajar la tapa y limpiar con más frecuencia, deberíamos esperar el máximo de tiempo antes de que otra persona lo utilice.

Limpiar el botón de tirar de la cadena y usar la escobilla

A su vez, es recomendable limpiar el botón de tirar de la cadena, la superficie donde nos sentamos y los pomos de las puertas, lugares que tocamos con las manos.

Y, evidentemente, lavarnos bien las manos después de usarlo.

Todas estas recomendaciones son extensibles a bares y restaurantes, oficina u otros lugares públicos. Aunque todos hemos visto lugares repletos de gente donde hay baños asquerosos.

Sea por falta de limpieza o porque hay mucha gente usándolos, se deberían incluir medidas de higiene.

Entre las posibles, tal vez cabría destacar el uso de radiación ultravioleta (cuando no haya nadie en el interior).

También es importante que después de cada uso eliminemos los posibles restos que queden en las paredes del retrete. Usar la escobilla, hablando claro.

¿Los hombres deben orinar sentados o de pie?

Seguro que a muchos no les va a gustar esta cuestión, pero si estamos hablando de higiene y del retrete, hay una incómoda pregunta que debemos hacernos: ¿Es mejor orinar sentado o de pie?

Definitivamente, y por muy hombre que sea, en casa es mejor orinar sentado. En baños públicos sin higiene se entiende perfectamente que se prefiera hacer de pie y es bueno hacerlo así.

Pero en casa…

Al orinar de pie la velocidad de caída es mayor y suele ser directa al agua. Esto provoca que se creen más aerosoles e incluso salpicaduras.

Hacerlo sentado implica una menor velocidad y, además, uno mismo hace la función de “tapa”.

Es mucho más higiénico y a nadie se le va a acabar el mundo por ello.

Y para terminar, un último apunte: ¿He dicho ya que hay que bajar la tapa antes de tirar de la cadena?